14 de octubre de 2006_La ciudad minera de Sewell, en la Sexta Región, es hoy uno de los cuatro lugares chilenos declarados patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Se encuentra en plena cordillera de los Andes y muy cerca de Rancagua. Sewell es un pueblito o campamento minero interesante principalmente por su arquitectura, la que luce fuertes colores que contrastan con la nieve, es una ciudad conectada casi en su totalidad por escaleras y en su época de esplendor contaba con todos los servicios que requerían sus 15 mil habitantes: escuela, hospital, comercio, teatro, club social, iglesia, ferrocarril, etc. Hoy el turista se puede deleitar con esta ciudad y con su cuprífera historia. Pero no puedo dejar de imaginar que en los inicios de Sewell todo no fue luces, ni colores, tal vez y escuchando los relatos, es inevitable imaginarse el dolor y sacrificio que costo a miles de chilenos construir, vivir y trabajar en ese lugar. Llegar a lo alto del macizo cordillerano cuando no existían carreteras, perforar la roca, trasladar materiales, la crudeza del clima, la soledad y sin duda la explotación, Sewell tiene una historia de sufrimiento y sobre todo de discriminación social, la marcada división de clases sociales fue la pauta de construcción de esta ciudad, mansiones, clubes, jardines y piscinas para los gringos adinerados; viviendas sociales, hacinamiento, camas comunes y lugares prohibidos para los trabajadores chilenos... (¿pero podría haber sido de otra manera?) Hoy Sewell invita a conocer su otra historia, la que ocultan los coloridos muros de la ciudad más moderna del Chile de los 20.
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